Tengo que reconocer que me encanta este programa. Ver a un montón de jovenes diseñadores estresado por la mala-malísima Heidi Klum (que no se calla una) y el estirado gurú de la moda Tim Gunn, me encanta.
Para los que no sepáis de que va Project Runway es como un Gran Hermano de la moda. Se trata de meter a un montón de jóvenes diseñadores de todo Estados Unidos en una escuela de moda de NY y someterles a retos creativos a realizar en 12 horas (por regla general). Que luego diseñadores como Michael Kors, celebrities varias y Nina Garcia, editora de ELLE, puntúan. ¿Lo gracioso? Que no hay censura en sus comentarios...
En cada programa se va uno de los diseñadores. Y otro gana el reto. Lo que puede suponer desde: diseñar un vestido para una colección de Banana Republic a colaborar con Diane Von Fustenberg.
Los retos que les ponen son muy variopintos. Pueden ir desde: confeccionar un vestido con lo que se encuentre en un supermercado hasta diseñar ropa para una drag queen.
Y a pesar de que siempre se les cuela un ente freak en la escuela, lo cierto es que todos los diseñadores que participan, en mayor o menor medida, tienen talento.
Ayer empezó la séptima temporada de este reality y a juzgar por lo que se vio en la pasarla, promete ser una de las mejores ediciones. ¿El primer reto? Confeccionar un vestido que les identifique como diseñadores.
Y al igual que Heidi en cada programa, cuando despide al perdedor, me despido con un:
Auf wiedersehen!
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