Estas son las palabras que han tenido que oir varias personas que trabajan en Vogue. Pobres!....pobres, pobres voguettes!!! Hasta yo estoy por abrir un grupo en Facebook para pedir la restitución de sus plenos derechos. Que humillación!
La cosa es que la publicista de la biblia de la moda, Susan Plagemann, ha estado haciendo números y al parecer no le salen las cuentas. Así que acaba de anunciar que hay que ahorrar! Que no pueden seguir gastando a este ritmo en estos tiempos de crisis. Así que para solucionar el problema ha sentenciado que se acabaron los coches privados y los taxis a cargo de Conde Nast para ir a las reuniones. Ya está bien hombre, que eso es un dineral!
Y me pregunto yo, ¿esto que supone? ¿Todas las voguettes van a inundar las calles de NYC cual plaga de langostas? Imagínate coger un metro a primera hora y acabar dentro de un vagón donde todas son altas, delgadas y guapas, de piel perfecta y look impecable.... A mi se me baja la moral al suelo...
¿Y Anna??, espero que no se hayan atrevido a quitarle el coche a ella... porque a Anna Wintour Sí que No. Por ahí no paso. Ella, la todopoderosa, la que tiene gente que le iluminan los escalones para que no se tenga que quitar sus gafas de sol en zonas oscuras, entre desfile y desfile.... a ELLA... no-no-no.
Save Anna!!!
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